La Unión Dedicado, obviamente
A los dos participes
de esta alianza.



Capitulo I : El reencuentro
Puede haber ocurrido hoy, ayer, mañana, o aún no sucedió, o nunca sucederá.Se que ocurrió de noche, y que a la mañana siguiente, ya nada era igual. Todo había cambiado.Se, también, que cuando los dos se encontraron otra vez, después de haber compartido toda su infancia juntos, no pudieron saludarse como dos grandes magnates, que tienen a su disposición y a su compañía, muchos hombres y mujeres de distintas edades, clases sociales. Se que se fundieron en un abrazo, que significaba, por un lado, todo el recuerdo de sus mejores años, su infancia, y por el otro lado todo ese tiempo que estuvieron sin verse. Hasta que algún confidente de cualquiera de los dos lados, sopló quien era el otro. O quizás una casualidad. Habían pasado diez largos años sin noticias. Ag recordaba con cariño a su compañero de travesuras, de mujeres, de todo lo que representa la adolescencia en la vida de un hombre que nunca acaba de salir de ella. Pl sabía que volverían a encontrarse, lo presentía, y eso lo llenaba.
Se fundieron, como dije, en un abrazo interminable. Tanto tiempo habían escuchado hablar de las asociaciones y organizaciones del otro, sin saber, que su amigo, su gran amigo y confidente durante años, las presidían o las dirigía.
- Pensé que no volvería verte – dijo Ag, y sabía que no tenía que esconder las lágrimas de emoción en sus ojos.
- Por el contrario, yo estaba seguro. ¿O te olvidas de todas esas tardes que pasamos juntos de purretes? Hace diez años que no se nada de vos, pero me acuerdo siempre de eso, es uno de los pocos recuerdos que me quedan de mi infancia.
- Entremos, que hace frío.- evadió Ag.
Pl empujó la barra metálica de la puerta y, como hacía siempre le dio el paso a su gran amigo.El lugar, un café céntrico que ambos frecuentaban, otra casualidad, que nunca se hubieran encontrado ahí, podía decirse que era un lugar de la alta sociedad, amplio, mesas bien lustradas, mozos cordiales, y más con estos hombres, que tenían cuenta corriente en ese lugar. En cuanto entraron el mozo se les acercó
- ¿Los señores se conocen?
-Desde hace mucho tiempo- respondió Ag. Ocuparon la mesa preferida de Pl, una que tenía vista hacia el campo. Ag siempre prefería sentarse con la vista hacia la ciudad, hacia la calle, buscando. - y decime… ¿qué fue de tu vida?-
Propongo un nuevo mundo, un mundo amarillo, donde pondero la felicidad ante todo, se lo denomina Mundo Limón. Sus miembros son exclusivos y están divididos. Limones Dorados, los más importantes, son 10, y son los del círculo íntimo, los que me ayudan a tomar decisiones. Los Limones Mentolados, que son un grado más abajo que los Dorados. Y el resto de la población Limón, que, espero, son felices gracias a las decisiones que tomamos todos, limones dorados, mentolados, y todos ellos, la decisión de entrar a este mundo, de quedarse. Obviamente no cualquier entra al mundo limón. Yo soy conocido como el Señor Limón, el creador de todo esto, y según he escuchado, se dice que vivo y moriré bajo la sombra de un limonero.
- Interesante. ¿Algo relacionado con la religión? – Pregunto Pl, a quien ya le había picado la curiosidad.
- No, para nada. No hay distinción por la religión, el color de piel, los gustos. Hay distintos lugares para que cada uno de estos grupos se encuentre. Pero no por eso, uno de los de un grupo no va a poder ir al otro, ¿me explico? Pero contame vos, ¿que fue de tu vida?
- Cree, hace unos años, una organización secreta, que intenta reestructurarse. Gente con ideales, cualquiera sean, con ganas de aportar, de cambiar de rumbo. Una vez se ingresa a la asociación, a uno se le asigna un cargo, tiene que pasar cuenta de lo que hace, como dispone de los fondos comunes… Casi una empresa. Se llama Pelos Locos y soy su presidente desde la creación. Pero después de un tiempo decidí crear departamentos para que me ayudaran en la difícil tarea de dirigir todo. Departamento de staff, Departamento de Finanzas, Planificación, etc. Mira.- Saco de su billetera una tarjeta cuadrada, dura- Esta es mi tarjeta de miembro, es distinta a las demás porque soy el presidente, digamos. Pero trato de ser igual a todos, no busco sobresalir. Al fin y al cabo, solo los del A.A.P saben quien es el presidente. Nadie más. Y lo beneficioso es que todos le ponen ganas porque saben que si hacen las cosas bien, ascienden, y algún buen día, alguien que empezó en el rango azul, el más bajo, es rango violeta, y me conoce. Todo fluye.
- ajá… ¿y fines políticos? – Ag, el Señor Limón, conocía bien a su amigo y sabía que desde joven tenía influencias socialistas.
- No, para nada. Lo único que me permití dentro de ese marco, fue crear el Departamento de Alimentación y Producción, se produce todo lo que comemos, en un excelente nivel, a la altura de las bestias multinacionales, nadie tiene que pagar por la comida, y no alimento a la economía de gente que destruye a nuestro país. - Tengo algo que confesarte- soltó Ag- Siempre… oculté al mundo quien era el Limón Dorado número Dos. Pero, debo decirte que, en realidad, ese lugar te lo tuve reservado desde que se creó la organización. - Yo también me acorde de vos- Y PL saco una hoja violeta- Estos, son los miembros de el Rango Violeta, el más alto, y acá, figuran los miembros de la A.A.P, la ayuda al presidente… y si te fijas bien… el número dos está vacío. Te lo guardé, sabía que iba a encontrarte.
Se estrecharon las manos, y prometieron volver a encontrarse. Ahora cada uno sabía quien era el otro. No hacía falta realmente, intercambiar números de teléfono.
Continuara…