Tercera entrega (y esto cuando se acaba, se preguntaran)

Bueno, che pedazos de rompe bolas, ahi tienen.
esto no se acaba mas? se preguntan. Y la respuesta esta a la vuelta de la esquina, a ver quien va a buscarla.
Suertes. Gracias. Teby

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-Miren, lo que se hallan elegido de ropa, y esas cosas, se lo carga cada uno, eh.- Dijo Rodolfo- Yo no pienso andar cargando bolsos de nadie – Termino.Seguimos hablando, todos tratando de alivianar el peso de nuestras cargadas almas, toda la situación era compleja, pero en compañía, y distrayendo nuestra mente, lográbamos amansar la carga de nuestros corazones.Mientras Marcelo y Rodolfo discutían airadamente, por el tema de los bolsos, tomé la decisión de decir lo que me venia atormentando.Escúchenme- Interrumpí- Con Ortega, encontramos algo. El bolso de la plata, ¿que lo hacemos?Miré uno a uno a las caras. Vi caras de codicia, caras de confusión, miedo, y la cara del piojo, de rabia y codicia.Lo quememos- dijo Valeria cortando el silencio.-¿Estás loca vos? Salto de su lugar el Piojo.Se barajaron varias ideas, todas descartadas, hasta que el único que había permanecido en silencio, Bonelli, habló.- Ya sé. Lo dejamos en espera. Si llegamos todos vivos, vendemos todo, repartimos la plata entre los 8, y se acabo. Si alguno muere en el camino, la plata se reparte entre menos.Si uno solo sale vivo, se queda con todo. ¿Es claro, no?La idea fue tomando lugar en la cabeza de todos, yo me asusté, eso se empezaba a transformar en una guerra por la supervivencia, y las alianzas no tardarían en llegar.Yo no participo- anticipo Ortega.Nadie se puede bajar, porque si vos sos el único que llega vivo?- retruco otra vez el piojo.Era un contrato, que si bien no se firmaba, era como un pacto de sangre, todos participaban, y era una lucha a vida o muerte por el botín. La tarde ya se había echo noche y el sueño empezó a caernos a todos. Sin embargo nadie quería irse a dormir, la presencia de ese bolso caía sobre todos y nadie quería sacarle los ojos de encima, si bien nadie sabía donde estaba, salvo Ortega, y yo. Me levante para ir a acostarme, y lo comunique.
Hasta mañana- me dijo ValeriaEl resto, solo un gesto con la mano.
Fui a acostarme, no se porqué, al asiento 21. Dormí maravillosamente bien esa noche.Me desperté de golpe, Ortega estaba a mi lado, con cara de preocupación.Cuando logré despabilarme le dije que me espere abajo, pero no me escucho, seguía balbuceando y yo no entendía nada.Espera, habla claro- intente.
Paola y el piojo se pelearon. Parece que el quiso traicionar al grupo, intentó contar con ayuda de Paola, que supe, era su novia, ella le dijo que no, y la cosa fue subiendo de tono, y termino con el piojo yéndose y Paola llorando en un rincón, y Marcelo tratando de consolarla.Bajé y Ortega no podía haber pintado mejor la escena, solo que en ese momento Marcelo y Paola se besaban apasionadamente.Mucho le duro el sufrimiento a esta- Me comento Ortega. Reímos un rato hasta que por detrás mío, alguien me tapó los ojos.Buenos días! Quien soy?- una voz canturreante, alegre. No quedaban opciones, pero decidí seguirle el juego.-Mmm… - Opté por hacerme el confundido.Malo!! Como no me vas a reconocer!- me dijo ella.
Iba a responder cuando aparecieron Marcelo y Paola agarraditos de la mano.Estuvimos charlando todos un buen rato, y me di cuenta, que sin la presencia del piojo, todo lo que amenazaba con ser una guerra sin tregua por el dinero, se invertía, la relación de Marcelo con Paola, el no tan repentino interés de Valeria por mi, y mi confianza total con Ortega, Bonelli y Fito, explican esto.Creo que ninguno de nosotros pensaba seriamente en tener que abandonar el lugar en el que estábamos, y las caras de incredulidad de todos, cuando yo levante mi bolso y “en marcha” salió de mi boca, fueron la prueba de lo que yo creía.
Finalmente, nos pusimos en marcha. Íbamos todos juntos, alegres, y en el momento en que Valeria se acercó y me tomo de la mano, sentí realmente que podíamos salir con vida.