Pasión ricotera de las dos de la mañana de un martes (miercoles) cualquiera...

OKTUBRE



Era esa cuestión de todo. Todo es efímero, efímero. Como aguantar la respiración abajo del agua, sin ser un pez, o alguna cosa excesivamente extraña para nuestros días. ( en otras épocas, quizás no fuera tan raro…)
El tic-tac del reloj molestaba el pensamiento de Charles, mas traído para nuestros lados, un simple Carlos. Acostado en su cama, sin cigarrillo colgando de la boca, ni Pink Floyd sonando detrás. (Ha, Ha, Charade You Are)
Simplemente acostado, sin remera ni ramera, sin reloj que mostrara lo efímero del tiempo, ni ella para recordárselo a cada instante. Parecía apurarlo cuando se lo decía, como alguna nota mental perdida, un barco en la nada, un pez volador, o quien sabe.
Salió al kiosco a comprar puchos, y ese fue su movimiento de todo el día.
el cigarrillo se consumía casi lentamente, en su habitación de París, o mas traído a nuestro lados, de Buenos Aires. Y él no se conformaba con que le dijeran que eran parecidas. Y pensaba en los acentos, en los acentos que seguramente, se habría olvidado de poner en su cuaderno.
O en su casa del campo, sus perros, posiblemente muertos de hambre, o los pájaros que nunca quiso tener o siempre quiso tener.
Es tan chiflado, y obnubilado, que puede ser...